Paradigmas epistémicos
Dentro de las tendencias modernas de la epistemología, aplicables a la ciencia económica, resaltan sobre todo el grupo de las tendencias subjetivistas, enfocadas de manera general en el debate de lo que resulta ser verdad dependiendo del contexto bajo en cual se mire. Es así como se proponen cuatro enfoques bajos los cuales se explica la construcción del conocimiento en la actualidad fundamentalmente en las ciencias sociales. Estás corrientes son:
Según Luke, citado en (Vergara, 2015, pág. 1), “los procesos científicos varían según el contexto, la ciencia, la tecnología y la investigación, porque estos son dependientes de factores contextuales tales como las intenciones y presuposiciones del grupo, los estándares socioculturales locales, las creencias y relaciones interpersonales”, en contraposición a lo propuesto por Popper a través del “Internismo” e “Innatismo” que defendían la creencia de que el conocimiento es resultado del proceso evolutivo que transmite de generación en generación el 99% de lo que conoce.
Bajo esta nueva tendencia, la producción del conocimiento está condicionada a la interacción del sujeto con el contexto y surgen entonces definiciones como la “comunidad epistémica” o “ciencia comunitaria” que sería en definitiva la producción de conocimiento basado en las presuposiciones del grupo académico, los estándares socioculturales locales y las creencias personales.
Se señala esta tendencia como horizonte epistemológico de la economía, porque generalmente las teorías o modelos económicos en general, se sustentan en realidades muchas veces distintas a los entornos donde se aplican, es decir pretenden resolver problemas locales bajo una óptica global, cuando lo correcto debería ser explicar fenómenos económicos desde la realidad de cada región y país.
Esta corriente parte de la aseveración de que todo conocimiento es intrínsecamente social y reconoce como factor fundamental en la producción del conocimiento, la manera como se relacionan los actores de la sociedad en la producción de dicho conocimiento. Dicho de otra manera, el conocimiento puede llegar a alterarse si en algún momento cambian las relaciones sociales (Padrón, 2007)
Goldman, uno de los autores de esta corriente epistémica, incorpora el concepto de “transindividualidad”, que explica que, a pesar de que las preguntas sobre la realidad pueden ser preguntas interpersonales, la búsqueda de la verdad no es universal o necesariamente social.
Por ejemplo, muchos de los fenómenos o problemas económicos en la actualidad se explican de mejor manera, a través del entendimiento de las estructuras de poder en la sociedad y se podría decir que se conoce históricamente lo que los grupos de poder han decidido que se conozca o lo que para ese grupo social se considera verdad. La incorporación de la sociedad y su funcionamiento en la producción del conocimiento, garantiza de alguna manera la participación de todos en el progreso de la ciencia.
Dentro de la misma corriente subjetivista del conocimiento, esta nueva tendencia incorpora como elementos fundamentales, los rasgos antropológicos y sociológicos del individuo en el aprehender. James Maffie, uno de los precursores de esta corriente sostiene que “ninguna teoría de conceptos, ninguna concepción sobre la naturaleza del conocimiento puede ser interpretada al margen del contexto de vida en que encuentran justificación y fundamento” (Navarro, 2013)
Dicho de otra manera, los aspectos culturales, lingüísticos, comportamentales y relacionales influyen en el proceso de construcción del conocimiento. Si se reconoce que al interior de los países subsisten nacionalidades diversas, con cosmovisiones distintas, propias de su naturaleza social, se debe afirmar que existen también saberes distintos, no universales pero si adaptables a cada entorno. Ejemplo de aquello es la filosofía del “Buen Vivir” o “Sumak Kawsai” de los pueblos indígenas, que promueve el rescate de los saberes ancestrales, la ética y la conducta frente a los problemas del agotamiento del sistema capitalista como modelo de producción.
Bajo esta corriente es posible construir un modelo económico distinto, de naturaleza propia, inclusiva y participativa, apegado al conocimiento y sabiduría de nuestros ancestros, bajo leyes, normas y principios de esta región del mundo, teniendo como eje fundamental la naturaleza y el ser humano.
Según Paiva, (2004), La “teoría de la complejidad” se basa en el planteamiento de sembrar en los seres humanos la noción de incertidumbre, que cualquier cosa puede pasar y en el momento menos esperado; esto implica el estar despierto a cualquier acontecimiento que se produzca en la naturaleza, entendiendo ésta como los fenómenos diversos que se dan en el universo, de esta forma la observación humana llevará al desarrollo de un tipo de conocimiento distinto que esté pendiente de los detalles, de los procesos, de los aspectos constitutivos, del todo en general, de cada una de las cosas abordadas con el razonamiento y pensamiento.